sábado, 30 de marzo de 2024

El club de los vírgenes a los 40

¿Y si dijéramos que El club de la pelea (1999) y Virgen a los 40 (2005) son dos comedias románticas que tratan el mismo tema y que transmiten el mismo mensaje? Suena descabellado, pero veremos que ambas películas abordan un problema social idéntico y se asemejan en muchísimos aspectos. Quizás las únicas diferencias sustanciales sean la forma y el tono cómicos: la primera es más satírica y contiene humor negro; la segunda, es más paródica y emplea muchos chistes verdes. 

Ambas películas son contemporáneas entre sí y se estrenaron con apenas seis años de diferencia. Las dos tienen como protagonistas a hombres solitarios. Ninguno tiene amigos ni novias. Los dos tienen empleos monótonos de oficina, sus casas están atiborradas de mercancías que compran en su tiempo libre y declaran desinterés por la pornografía. La única diferencia notable entre ellos es la edad: el de El club de la pelea tiene treinta; mientras que Andy; cuarenta. El protagonista de la película de Fincher se encuentra en el límite aceptado por la sociedad para escoger pareja, mientras que Andy lo ha superado holgadamente. Esta diferencia de edad es la que marca la distancia entre el drama romántico y la comedia romántica: un soltero de treinta años es un personaje dramático; pero uno de cuarenta deviene cómico.

Descubrimos, entonces, que las dos películas tienen a la mujer como núcleo de la problemática masculina. Ambas muestran que las relaciones amorosas con el género femenino representan una exigencia social ineludible, angustiante y agobiante. También señalan la creencia de que un hombre sin vínculos con las mujeres es un hombre incompleto o deficiente que desarrolla comportamientos anormales, infantiles o psicóticos. En su soledad, el protagonista de El club de la pelea crea un amigo imaginario y se comporta como un niño en su presencia. Andy, por su parte, colecciona muñecos y videojuegos como un adolescente, y sus compañeros de trabajo piensan que es un asesino serial a causa de su retraimiento. 

Sería ilustrativo comparar estas películas con otra comedia romántica de la época: American Pie (1999). Su protagonista es un adolescente a punto de cumplir dieciocho años que está desesperado por perder la virginidad antes de alcanzar la mayoría de edad. El tener sexo se vuelve una situación obsesiva y angustiante, pues teme convertirse en el hazmerreír de sus compañeros. Tras muchos intentos fallidos, logra acostarse con una mujer y recibe la aprobación de sus pares. Sabemos que Andy tuvo varios encuentros sexuales infructuosos durante esta etapa de la adolescencia y que renunció a tener parejas luego de estos fracasos. También podemos imaginar al protagonista de El club de la pelea en una situación semejante durante su adolescencia y suponer que ciertos encuentros insatisfactorios hayan provocado su alejamiento de las mujeres. El comentario de Tyler Durden sobre su rendimiento sexual abona esta suposición:

Resulta evidente que la vida sexual de la clase media norteamericana llamada white-collar está estrictamente reglamentada. El hombre debe perder la virginidad antes de los dieciocho y debe formar una familia antes de los treinta. En caso contrario, terminará excluido de su clase social y sufrirá de alguna psicopatía. Jim, el protagonista de El club de la pelea y Andy representan al hombre blanco estadounidense de clase media en tres etapas distintas de sus vidas, y sobre todos ellos pesa el mismo miedo a la virginidad, a la soltería y al bajo rendimiento sexual. Andy es en lo que el protagonista de El club de la pelea se podría haber convertido si no hubiese creado a Tyler Durden para superar su miedo a las relaciones amorosas. Y estos dos adultos frustrados representan una advertencia para el joven Jim sobre el incumplimiento de los protocolos sexuales propios de su clase. 

Llegamos a la conclusión de que soltería y soledad son sinónimos para la clase media norteamericana. Por alguna razón, un hombre soltero debe ser simultáneamente un hombre solitario, y las producciones cinematográficas refuerzan la creencia de que las relaciones de pareja son indispensables para la sociabilización y la salud mental de los hombres. Incluso El club de la pelea se revela como una película decepcionantemente conservadora, porque en el fondo contiene el mismo mensaje que las otras películas examinadas, a saber, que el hombre no puede realizarse en sociedad sin la concurrencia de una mujer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario