Parménides fue un filósofo presocrático de Elea, una colonia dórica en la Magna Grecia. Nada sabemos realmente de él más allá de que vivió en siglo VI a.C y de que gozó de un gran renombre en la Antigüedad. Solo se le conoce una obra publicada, un poema sin título sobre "el ser". En este, el autor se presenta como un hombre "iluminado", quien recibe una verdad divina y trascendental gracias a una diosa anónima. La obra es sumamente difícil de entender tanto por su contenido abstracto como por su fragmentariedad. Solo nos han llegado algunos pasajes del original citados por autores posteriores.
Así y todo, esta obra marcó un punto de inflexión en el pensamiento occidental. A partir de Parménides, se inauguró la metafísica, esto es, el pensamiento sobre una realidad más real que la percibida por los sentidos. El objeto de estudio de Parménides es lo que en griego se llama tó ón, literalmente "el ente", que también se puede traducir por "lo que es". El siglo VI a.C. fue famoso por la investigación que desarrollaron los filósofos griegos sobre la phýsis o la naturaleza, quienes buscaban conocer de manera racional el origen de las cosas que percibimos con los sentidos. Se elaboraron distintas teorías en este período, y Parménides no fue ajeno a esta corriente. Sin embargo, él llegó a una conclusión radicalmente distinta a la de sus contemporáneos, a quienes les resultaba sumamente difícil de entender y que aún hoy sigue produciendo el mismo efecto.
Mientras que sus coetáneos se dedicaban al estudio de tá ónta, las cosas que existen en la naturaleza, Parménides se enfocó en el tó ón, es decir, en "el ente". No se refería a ninguna cosa en específico, sino que estamos ante una abstracción, ante una generalidad que nuclea a todos los tá ónta —pues, como él mismo señala, la multiplicidad no existe. Señala que es imperecedero, inmóvil y completo, y explica que el tó mé ón, "lo no ente", no existe. Parece una verdad de Perogrullo, pero Parménides sostiene que los hombres la olvidan.
De este modo, Parménides inaugura una escisión en el mundo que continúa hasta hoy en día: por un lado, se encuentra el mundo falso de los sentidos y, por el otro, el mundo verdadero, al que solo se puede acceder mediante la razón o el lógos. Naturalmente, esta verdad va en contra de la creencia común, según la cual todo cambia, o sea, todo pasa del no ser al ser y viceversa. Parménides niega esta transición por imposible. Curiosamente, sin embargo, este filósofo inaugura la metafísica y simultáneamente la clausura, ¿pues qué queda por decir de "lo ente"?
A continuación, podrán leer mi traducción del poema:
Cita 1
Las yeguas que me llevan tan lejos como el ánimo llegaría, me conducían, dado que me encaminaron, guiándome, a la vía de muchas palabras de la divinidad, la cual lleva [...] al mortal que sabe. Por allí era llevado; pues por allí me llevaban las atentas yeguas tirando del carro mientras las doncellas guiaban el camino. El eje chirriaba quemándose en los bujes (porque era presionado por dos ruedas girando a ambos lados) cuando apresuraron la marcha las hijas del Sol habiendo abandonado el hogar de la Noche hacia la luz, retirando con la mano los velos de las cabezas. Allí están las puertas de los caminos del Día y de la Noche, enmarcadas con un dintel y un umbral de piedra. Éstas, etéreas, están cerradas con grandes hojas, y Justicia, pródiga en castigos, posee las llaves alternantes. Las seductoras doncellas la persuadieron astutamente con dulces palabras para que descorriera rápidamente el cerrojo que a cada una de las puertas cerraba. Y éstas, habiéndose abierto, produjeron una inmensa abertura, aleteando alternadamente en los goznes sus jambas de bronce unidas por clavos y vástagos. Así pues, a través de éstas, las doncellas guiaban derecho por la carretera al carro y a las yeguas. La diosa me recibió gustosa. Tomó mi mano con su diestra, y dirigiéndose a mí, pronunció estas palabras: “¡Oh joven compañero de las inmortales conductoras! Con las yeguas que te traen llegaste a nuestro hogar. ¡Alégrate! Ya que ninguna mala porción te impulsó a transitar este camino (ya que ciertamente está alejado del camino de los hombres), sino Temis y Justicia. Y es necesario que oigas todo, tanto el corazón calmo y bien redondo de la verdad como las creencias de los mortales en las que no hay convicción verdadera.”
Cita 2
¡Bueno! Yo hablaré—y tú preserva el relato que escuchas—de las únicas vías
de indagación que hay para pensar: la que es y que no es posible que no sea—es el camino de la
persuasión porque sigue a a la verdad—y la que no es y que es necesario que no sea, la cual te digo
que es una vía absolutamente inescrutable, porque ni podrías
conocer el no ser (ya que no es factible) ni expresarlo.
Cita 3
... porque es lo mismo pensar y ser.
Cita 4
Y mira igualmente
lo ausente como firmemente presente con la mente, porque no impedirá al ser conectarse con el ser, ni esparciéndose
total y completamente por el mundo ni compactándose.
Cita 5
Y para mí es común de donde comenzaré, ya que de nuevo regresaré ahí.
Cita 6
Es necesario decir
y pensar que el ser es, ya que es posible que sea, y que la nada no es.
Yo te exhorto a reflexionar estas cosas, porque empezarás por
esta primera vía de indagación, aunque luego por la que los mortales ignorantes se forjaron,
bicéfalos, porque la incapacidad que hay en sus pechos guía a la mente errabunda. Ellos son arrastrados, sordos e igualmente
ciegos, estupefactos, masa incapaz de discernir, para quienes se ha normalizado que ser y no ser son y no son lo
mismo. Y éste es un camino vuelve sobre sí.
Cita 7
Porque esto nunca
se impondrá: que son los no-seres. Pero tu aparta al
pensamiento de esta vía de indagación, y que el hábito
cotidiano no te obligue a transitarla y a utilizar el ojo ciego, el oído aturdido y la lengua, sino a juzgar con
la razón la polémica refutación por mí expresada.
Cita 8
Pero
aún falta el relato de la vía que es, y sobre ésta las señales son
muchísimas, porque siendo increado e indestructible es homogéneo,
único, inmóvil y acabado; nunca fue ni será, porque ahora es un todo
homogéneo, único y continuo. ¿Pues qué origen buscarías del
mismo? ¿Cómo y de dónde creció? No te permito decir ni pensar que
desde el no-ser, ya que no es decible ni pensable que no es. ¿Y qué
necesidad lo hubiera impulsado a brotar, antes o después, habiéndose
originado de la nada? De modo que es totalmente necesario que sea o que no
sea en lo absoluto. La fuerza de convicción nunca impondrá que algo nazca desde
la nada por fuera del mismo. Por eso ni nacer ni perecer le permitió
Justicia habiendo soltado las cadenas, sino que las sujeta. Y la
conclusión sobre esto es: o es o no es. Y ciertamente se ha concluido, por
necesidad, dejar a una vía impensable e innombrable (porque no es verdadera),
mientras que la otra es y es verdadera. ¿Cómo podría entonces siendo
perecer? ¿Cómo podría acaso nacer? Porque si nació, no es,
ni si en algún momento va a ser. Por lo tanto, la
creación está extinta y la destrucción es imposible. Ni es divisible,
puesto que es un todo homogéneo, ni algo más aquí (esto podría impedirle
ser continuo) ni algo menos, sino que todo está lleno del ser. Por lo
tanto, es un todo continuo, porque el ser atrae al ser. Además está
inmóvil dentro de los límites de colosales cadenas, sin origen e
incesante, ya que la creación y la destrucción fueron muy lejos arrojadas
por la verdadera convicción. Idéntico, en sí mismo y permaneciendo por sí
mismo, yace, y así permanece firme en su lugar, porque la regente Necesidad lo
retiene con cadenas en el límite que lo encierra. Por este motivo, no es
lícito que el ser esté inacabado, dado no está falto de algo, mientras que el no-ser
estaría falto de todo. Y lo mismo es pensar que la razón por la cual es el
pensamiento, porque prescindiendo del ser, sobre el cual es
expresado, no hallarías el pensar, ya que ni era, es o será otra cosa
a excepción del ser, dado que el Destino lo restringió a ser homogéneo e
inmóvil. Por lo tanto son sólo nombres todo cuanto los mortales impusieron
convencidos de ser verdadero: nacer y perecer, ser y no ser, cambiar de
lugar y alterar la apariencia. Pero dado que hay un límite extremo, está
acabado por todos lados, como la masa de una esfera bien redonda, desde el
centro igual en todas direcciones. Por esto es necesario que ni algo más
grande ni algo más pequeño sea aquí o allá, ya que ni es el no-ser, lo que
podría impedirle alcanzar la homogeneidad, ni el ser es de tal
modo que sería más aquí o menos allá, dado que es un todo inviolable, por
todas partes igual hasta alcanzar los límites. Aquí cesa mi confiable discurso
y pensamiento acerca de la verdad, y a partir de ahora, aprende las
creencias de los mortales escuchando el orden engañoso de mis palabras. Puesto
que decidieron nombrar dos formas de conocimiento, de las que una no es
necesaria—en esto están equivocados—y dividieron en forma opuesta y
establecieron señales separadas unas de otras: para una, por un lado, el fuego
etéreo de la llama, siendo suave, y muy delgado y liviano, idéntico a sí
mismo por todas partes, pero no idéntico a la otra, que es el contrario de
aquella, como noche incapaz de conocerse, y de estructura compacta y
pesada. Te declaro todo este sistema universal de cosas verosímiles para
que ninguno de los mortales pueda sobrepasarte en conocimiento.
Cita 9
Pero
como todas las cosas fueron nombradas luz y noche, y estas cosas según
sus propias características a unas y a otras, todo está lleno por
igual de luz y noche invisible a la vez, porque
nada hay más allá de ellas dos.
Cita 10
Y conocerás la
naturaleza etérea y todos los signos que hay en el
éter, y también las obras invisibles de la
diáfana y pura llama del Sol y de donde se originaron, e indagarás las
obras rotativas del redondo ojo lunar y su naturaleza, y
conocerás también el cielo que lo engloba todo, de dónde nació, y
que quien lo guía lo encadenó para mantener los límites de los
astros.
Cita 11
... cómo la Tierra, el Sol y la Luna, el éter común, la
Vía Láctea, el remoto Olimpo y la cálida fuerza
de los astros fueron incitados a originarse.
Cita 12
Porque las más
estrechas fueron llenadas de fuego puro, y las que están
sobre éstas, de noche, y entre éstas escapa una porción de llama, y en el medio de
éstos está la deidad que gobierna todas las cosas, ya que ella rige el
odioso parto o unión, conduciendo la
unión de la hembra con el macho y viceversa, del macho con la
hembra.
Cita 13
… concibió a Amor como el primerísimo de todos los dioses.
Cita 14
… luz nocturna,
vagando alrededor de la Tierra, luz de otro.
Cita 15
…
siempre mirando hacia la luz del Sol.
Cita 16
Como ocurre la
mezcla de cada una de las partes siempre móviles, así se presenta la
mente para los hombres. Pues lo mismo es lo que la
naturaleza piensa de las partes en los hombres para todos y cada
uno. Porque lo pleno es el pensamiento.
… a la derecha, los
jóvenes, y a la izquierda, las jóvenes.
Cita 19
Así nacieron estas
cosas según la creencia y así son ahora, y luego de haberse
desarrollado a partir de esto, morirán. Los hombres
colocaron un nombre distintivo para cada uno de éstos.