Jenófanes
fue un poeta y filósofo que nació en Colofón, ciudad griega de Asia Menor, en
el año 570 a.C. Vivió allí hasta el 545 a.C., cuando los persas de Ciro II el
Grande invadieron y conquistaron toda la Asia Menor que habían colonizado los
griegos. Desde ahí viajó por toda Grecia y se asentó finalmente en Sicilia
hasta su muerte en el 475 a.C.
Compuso
poemas filosóficos, históricos, teológicos, entre otros. Sus obras sobrevivieron
únicamente gracias a las citas que otros autores posteriores hicieron de
ellas.
Los
"fragmentos" que traduzco a continuación los tomé de la primera
edición de 1903 del libro Die Fragmente der Vorsokratiker de
Hermann Diels. Sigo el orden y numeración que este editor adoptó para ellos, aunque sólo elegí los fragmentos más extensos y de mayor interés.
Las
citas estarán contextualizadas por las obras en las que fueron encontradas.
Elegías
1. En Banquete
de los sabios de Ateneo de Náucratis:
"Dado que veo tu banquete, como dice Jenófanes de Colofón, 'lleno de todo
tipo de placeres':
Limpias ya están las copas, los pisos y manos de todos.
Uno coloca coronas trenzadas en torno,
y otro en un vaso un aceite aromático extiende al costado.
Llena de júbilo está parada la crátera,
y otro vino, que dice que nunca fallará, está listo,
suave, en vasijas, a flores oliendo.
El olíbano suelta en el medio su aroma sagrado,
fría y dulce y pura está el agua.
Yacen delante amarillas hogazas y una mesa honorable
cargada de queso y de miel deliciosa.
Aunque primero deben cantar los hombres alegres
con puras palabras y sacras historias al dios,
y habiendo libado y rogado que hacer lo justo se pueda
—porque esto está ciertamente más a mano—
no es excesivo beber cuanto aguantarías para llegar a casa
sin guía, a menos que seas viejo,
y de los hombres celebrar a ese que habiendo bebido expresase
cosas buenas sobre la virtud,
y en nada atender las batallas de titanes, gigantes y centauros,
ficciones de los antiguos,
o la violenta sedición—nada útil hay en ellos—
y siempre tener un buen miramiento con los
dioses.
2. En Banquete
de los sabios de Ateneo de Náucratis:
"No hay nada sorprendente en la glotonería de estos hombres. A todos los
competidores en los Juegos se les enseña a comer mucho al igual que a
ejercitarse; y es por eso que Eurípides dice en su primer Autólico:
'De todos los malos que Grecia heredó, no hay ninguno tan grande como aquél que
compite en los juegos', etc.—sentimientos que son tomados de las elegías de
Jenófanes de Colofón, quien dice:
Pero si alguien se alzase con la victoria por la velocidad de los pies,
o en el pentatlón en Olimpia,
donde está el recinto de Zeus junto a los ríos de Pisa, o bien
luchando,
o también aguantando en el doloroso boxeo,
o bien esa temible competencia que llaman pancracio,
sería más glorioso de ver para los
ciudadanos,
y ganaría los primeros asientos ilustres en los Juegos,
y tendría los granos públicos del
Estado,
y un regalo que sería su tesoro; o incluso con los
caballos.
¡Todas estas cosas
obtendría sin merecerlas como yo!
Porque nuestro arte es mejor que la fuerza de los hombres o
caballos.
Aunque esto se ha normalizado muy
azarosamente,
no es justo preferir la fuerza al buen arte,
porque ni si hubiese un buen
boxeador entre la gente,
ni un pentatlista, ni luchador, ni corredor
—precisamente esta es la fuerza más
apreciada
de cuantas obras de hombres hay en los Juegos—,
tendría ciertamente por ello mejor
gobierno el Estado.
Una pequeña alegría obtendría por eso,
si alguien compite por la victoria
junto a los bancos de Pisa,
porque no engrosan estas cosas los graneros del Estado.
3. En Banquete
de los sabios de Ateneo de Náucratis:
"Según Filarco, los colofonios, quienes, originalmente un pueblo de
personas rudas y de maneras toscas, chocaron contra las rocas del lujo cuando
se hicieron amigos y aliados de los lidios, paseaban con sus cabellos adornados
con un ornamento de oro, en palabras de Jenófanes:
Y habiendo adquirido
inútiles lujos de los lidios,
mientras estaban sin la odiosa tiranía,
iban a la plaza vestidos con túnicas púrpuras,
no menos que mil en total,
presuntuosos, enorgullecidos por melenas hermosas,
emanando el olor de cremas delicadas.
5. En Banquete
de los sabios de Ateneo de Náucratis: “Era
la costumbre verter agua en la copa primero, y luego vino; comparen Jenófanes:
ni alguien mezclaría habiendo vertido antes el vino en la copa,
sino el agua y encima el vino
6. En Banquete
de los sabios de Ateneo de Náucratis: “Ellos usaban las formas κωλῆνα y κωλῆν,
“muslo”... comparen Aristófanes en el segundo Pluto: ‘¡Ah por el muslo que comí...’, y Jenófanes de Colofón en
las elegías:
Porque mandaste una pierna de niño ganaste un
muslo grasoso
de un gordo toro,
algo honroso de obtener para un hombre,
cuya gloria alcanzará a toda Grecia y no
cesará
mientras exista el
linaje de las canciones griegas.
7. En Vida de
los filósofos de Diogenes Laercio: “Para la inconsistencia de sus maneras
tenemos testimonio adicional en Jenófanes, que en la elegía que comienza
Ahora, en cambio, paso a otra historia, y
mostraré el camino
nos dice de Pitágoras:
y dicen que se compadeció de un cachorro
maltratado
cuando
paseaba, y que dijo estas palabras:
“¡Basta! ¡No lo golpées! ¡Es el alma de un
amigo
que
reconocí habiéndola oído hablar!”
8. En Vida de los
filósofos de Diogenes Laercio: “Vivió hasta una edad muy avanzada, como el
mismo nos dice:
Ya lleva sesenta y siete años deambulando mi pensamiento
a lo largo de la
tierra griega,
y pasaron veinticinco desde mi nacimiento antes
de ellos,
si realmente puedo
decir la verdad de esto.
más débil que un hombre envejecido
Sátiras
10. En Sobre las
sílabas dudosas de Elio Herodiano:
Desde un principio, todos han aprendido a través de Homero…
11. En Contra los matemáticos de Sexto Empírico:
Tanto Homero como Hesíodo han atribuido a todos los dioses
aquello que entre los hombres es reprochable y censurable:
robar, cometer adulterio y además engañarse mutuamente.
12. En Contra los matemáticos de Sexto Empírico:
Proclamaron de los dioses el mayor número de acciones ilegales:
robar, cometer adulterio y además engañarse mutuamente.
14. En Misceláneas
de Clemente de Alejandría:
Sin embargo, los mortales creen que los dioses nacen,
tienen ropas como las suyas y también voz y aspecto.
15. En Misceláneas de Clemente de Alejandría:
Pero si tuviesen manos las
vacas, los caballos o los leones
para dibujar con las manos y realizar obras como los hombres,
los caballos idénticas a los caballos y las vacas idénticas a las vacas
dibujarían las figuras de los dioses, y crearían los cuerpos
según el aspecto que precisamente tendría cada uno de ellos.
16. En Misceláneas de Clemente de Alejandría:
y los etíopes a sus dioses
chatos y negros,
y los tracios blancos y pelirrojos dicen que son.
17. En un escolio de Aristófanes: “Baco era el nombre
dado no sólo a Dioniso, sino también a todos los participantes de su rito, e
incluso a las ramas que llevaban los devotos. Comparar Jenófanes en sus
sátiras:
las bacantes de abeto están apiñadas
alrededor de la casa
18. En Selecciones físicas de Estobeo:
Desde el comienzo los dioses
no mostraron todo a los mortales;
sin embargo, buscando, encontraron con el tiempo lo mejor.
22. En Banquete de los
sabios de Ateneo de Náucratis:
Esto hay que decir junto al fuego en
invierno,
acostado en una suave cama, estando lleno,
bebiendo dulce vino, comiendo garbanzos:
“¿Quién eres y de dónde vienes? ¿Cuántos años
tienes?
¿Cuánto tenías cuando llegaron los medos?”
Sobre la naturaleza
23. En Misceláneas de Clemente de Alejandría:
un único dios, el más grande entre dioses y humanos,
ni en aspecto idéntico a los mortales ni en intelecto.
24. En Contra los
matemáticos de Sexto Empírico:
Todo ve, todo percibe y todo
oye.
25. En Comentarios de la ‘Física’ de Aristóteles
de Simplicio de Cilicia:
aunque sin esfuerzo del
intelecto sacude todo con la mente.
26. En Comentarios de la ‘Física’ de Aristóteles
de Simplicio de Cilicia:
y siempre permanece en sí
mismo sin moverse,
ni le es posible desplazarse de aquí para allá.
34. En Contra los matemáticos de Sexto Empírico:
Y ciertamente ningún hombre hubo ni alguno habrá que sepa
la verdad sobre los dioses y sobre todas las cosas que hablo.
Incluso si sucediese que dice acabadamente la mayoría de las cosas,
él mismo igualmente no sabe. La opinión se produce sobre todo.
38. En Sobre las
sílabas dudosas de Elio Herodiano:
Si un dios no hubiese creado la
amarilla miel,
dirían que los higos son mucho
más dulces.