martes, 5 de marzo de 2024

"Generación idiota" de Agustín Laje

Agustín Laje

Hojas del Sur

300 páginas

2023












A comienzos del 2023, la editorial Hojas del Sur dio a conocer el último libro de Agustín Laje: Generación idiota. Una crítica al adolescentrismo. El propio autor ha sostenido en diversas entrevistas que el título ha generado confusiones debido al adjetivo "idiota", el cual no se utiliza aquí como un insulto, sino en su sentido etimológico. En la Antigua Grecia, el idiota era aquel individuo que se desentendía de la pólis, es decir, de los asuntos públicos de la comunidad. El término "generación" del título también puede resultar confuso, puesto que el autor no lo utiliza para señalar a una generación en particular (baby boomersmillenials, centenialls, generación X, entre otros) ni lo asocia a una franja etaria específica, sino que abarca a todas las edades, desde los más jóvenes a los más viejos.

La tesis central de Laje es que nuestra generación se caracteriza por el idiotismo, por la falta de interés en la cosa pública, por la apatía, el narcisismo y la ausencia de contacto con la realidad. El autor, además, asocia este idiotismo a la adolescencia. En el capítulo primero, examina las figuras etarias que dieron rostro a las distintas etapas históricas: el anciano era la figura de autoridad de la Antiguedad y el Medioevo; en la Modernidad, el adulto desplazó al anciano en cuanto se lo asoció a lo antiguo y al atraso; y en la Posmodernidad, el adolescente se ha erguido como paradigma de la sociedad. Así, los niños tienen una niñez abreviada en su afán por asemejarse a los adolescentes, y los adultos se esfuerzan por hablar, vestirse y lucir como ellos. Nuestra sociedad adolece de adolescencia, podría haber dicho el autor. 

En los siguientes capítulos, Laje se dedica a estudiar al adolescente, a sus gustos, costumbres, formas de sociabilización y también de los efectos negativos que tienen sobre la sociedad un adolescentrismo que se esparce en todos los ámbitos e instituciones. Para el autor, por ejemplo, que la discusión pública de moda sea el sexo y el género es una consecuencia de este fenómeno, pues son justamente los adolescentes quienes no tienen una identidad sólida en estos tópicos. 

El diagnóstico que realiza Agustín Laje de nuestra sociedad es interesante y acertado, que desnuda un exceso de narcisismo y de irresponsabilidad en los individuos posmodernos. Naturalmente, el autor intenta averiguar las causas de este fenómeno que ha diagnosticado correctamente, y la conclusión a la que llega no puede ser más errada. Con una retórica setentista, acusa que "la izquierda internacionalista" se ha infiltrado en las instituciones estatales y en la industria de la cultura y la comunicación para imponer un dispositivo que estimula y legitima el idiotismo adolescéntrico. La solución que propone es igual de insatisfactoria: una "nueva derecha" que fomente el capitalismo, el liberalismo y una "educación radical", esto es, un autodidactismo que evite los medios tradicionales o mainstream de educación.

Las conclusiones y soluciones a las que llega Laje en su libro arruinan el correcto diagnóstico sociológico que realiza en los primeros capítulos. Evidentemente, el autor no se tomó el tiempo suficiente para reflexionar sobre las verdaderas causas del fenómeno adolescéntrico, pues no es capaz de ver que este tipo de sociedades precisamente florecen con mayor fuerza en los países más liberales y más capitalistas. En cambio, en países como Rusia, China o Corea del Norte no se registran esta clase de fenómenos. En estos últimos países, en los que el liberalismo no es una ideología dominante, predomina un sentimiento de comunidad mucho más fuerte que en los territorios en los que se fomenta el individualismo, la competencia y el egoísmo. 

De modo que la cura para la enfermedad no puede ser nunca una mayor exposición al patógeno. La solución del autodidactismo tampoco resulta satisfactoria ni innovadora, y además plantea el problema de la existencia y de la rigurosidad de fuentes alternativas así como el de la calidad de ese aprendizaje autónomo y solitario. 

En conclusión, estamos ante un libro con buenas intenciones, pero pésimas soluciones. El diagnóstico es correcto y acertado, pero se hace sentir la falta de reflexión y de maduración en las ideas. Prueba de esto son las repetidas citas de Byung-Chul Han que usa para justificar sus propias afirmaciones, lo cual resulta extremadamente risible, pues la obra del filósofo surcoreano es una crítica feroz del capitalismo y del neoliberalismo que Laje defiende. Esperemos que el autor, en sus futuros libros, pueda tener una mayor paciencia a la hora de escribir, y se permita discutir sus ideas con otros y, quizás, cuestionarlas. 

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